Cuando hablamos de sistémico, empezamos por el cuerpo, seguimos por la familia, avanzamos por la empresa y llegamos a la sociedad. Y la nuestra está viviendo, entre pitos y flautas, una de sus etapas más desafiantes.
Pero aunque muchos días despotriquemos, estaría bien tomar un poco de perspectiva y verlo todo con más zoom. Si lo haces, quizás te darás cuenta de que en el fondo somos afortunados: no estamos en otros países donde irías a la cárcel por pensar distinto, negarte a rezar lo mismo que todos, ser LGBTI+, tener un color de piel concreto, o comportarte como una mujer no sumisa. En el nuestro se puede pensar en voz alta, ver paisajes distintos en cada rincón, tenemos una variedad cultural alucinante, se come que te mueres, la gente es de lo mejorcito que he visto en el mundo, hace buen tiempo mucha parte del año, o al menos hay más luz que en la mayoría de los vecinos.
Y casi todos tenemos un techo medio decente, un plato caliente en el que meter la cuchara, una docena de personas que nos quieren mucho. Tan mal no estamos, ¿verdad?
Si no te gusta el sistema, sólo se me ocurren 2 soluciones: cambiarlo desde dentro, o dinamitarlo de alguna forma… pero para eso tendrías que proponer nuevos modelos, ¿se te ocurre alguno mejor? ¿Somos todo oídos! (te lo digo de verdad).
Recuerda que las grandes hazañas no empiezan nunca por grandes gestas, sino por un pequeño gesto… ¿cuál va a ser el tuyo?
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