Al poco tiempo de salir del confinamiento y todavía en modo pandemia, un grupo de mujeres valientes de la Sierra Norte de Madrid empezaron a reunirse virtualmente para poner en común sus preocupaciones como emprendedoras. Su entusiasmo y la pasión compartida por los negocios en rural las fue uniendo cada vez más, hasta que hace unos meses decidieron aliarse en forma de asociación, para aumentar su visibilidad y potenciarse mutuamente. Así nació RIE, la Red Impulsa de Emprendedoras de la que soy una orgullosa socia.
Esta mañana he tenido el inmenso placer de facilitar un taller de Constelaciones de Negocio para mis compañeras, como parte de las actividades y formaciones que impartimos internamente entre nosotras. Otra de las socias nos ha abierto las puertas de su acogedor coworking terapéutico y entre todas hemos construido un relato diferente de nuestras creencias, bloqueos y desafíos. En la unión reside la fuerza y nosotras #juntasnosimpulsamos, así es como hemos sanado antiguos paradigmas sobre el dinero y el éxito y hemos trascendido boicots materiales y cargas emocionales, para poder mirar de frente a la vida y seguir emprendiendo con todos nuestros recursos liberados.
Este concepto sistémico siempre me resulta difícil de explicar, por eso siempre digo a quienes me preguntan “¿qué es una constelación?” que mejor vengan a verlo ellos mismos, que les invito. De todas formas, puedes leer algunas entradas antiguas explicándolo (aquí) y especialmente ejemplos reales de otros casos:
unas constelaciones familiares (en Madrid)
otras familiares (en Málaga)
unas constelaciones sociales (sobre los funcionarios)
o, como no, otras sociales (sobre el ‘BenditoVirus’)
Generalmente suelo publicar algunas notas recopiladas tras el taller, pero esta vez he querido guardar en mi cofre de los tesoros todo lo vivido, y dejaros sólo con las sonrisas de algunas de nosotras, porque dicen más que cualquier explicación:
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